ADOLFO CARDETE. ¿La Soledad del Entrenador?
AUTOR
Adolfo Cardete del Olmo
- Socio AEEB y Miembro de la Junta Directiva
- Entrenador Superior de Baloncesto y Técnico Deportivo Superior en Baloncesto
- Director Técnico y Coordinador de Cantera en el CB Perales (Getafe)
- Director Técnico y Coordinador en el International Montessori School Parque Conde Orgaz
- 1ª Nacional Masculina (Juventud Madrid)
- 1ª Nacional Femenina (Ofigevi – Colegio Aristos)
- Liga Autonómica Masculina (Aristos CD)
- Liga Autonómica Femenina (Colonia Ofigevi)
- Liga Universitaria
- Liga EBA (C.B Universidad de Alcalá)
- 2ª Autonómica Femenino (CB Getafe)
- Sub22 Masculino Bronce (Aristos CD)

ARTICULO
Últimamente se habla mucho de la soledad del entrenador, e incluso en redes sociales hay algún artículo al respeto que ha tenido cierta trascendencia. Se plantea que es una profesión bastante solitaria, que ser entrenador implica muchas veces estar solo y que es un peaje a pagar por entrenar.
Intentando pensar sobre ello me he preguntado si yo he sentido esa soledad en el desempeño de mi labor de entrenador, y la verdad que he de decir si soy sincero que alguna vez me ha pasado. No es algo malo, sino que es algo que tenemos que evitar. La mayoría de las veces no me he sentido solo porque nuestro deporte es un deporte de EQUIPO y eso implica interactuar y relacionarnos con más personas.
Es cierto que los jugadores tienden a hacer piña o grupo, y muchas veces los entrenadores de formación no tienen ni un ayudante a quién poder contarle o preguntarle algo, no ya en los momentos críticos de un partido o entrenamiento sino sencillamente con quien hablar, aunque sea del tiempo o si me gusta más una u otra equipación.
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Otras veces si se cuenta con un ayudante, pero normalmente está intentando sacar adelante sus tareas más acuciantes y no tiene tiempo para escuchar otro problema más o una reflexión que no tiene que ver con el baloncesto sino con el día a día. Si estás en un equipo más profesional y cuentas con un par de ayudantes muchas veces nos puede el sacar el trabajo adelante más que escuchar a los que tenemos a nuestro alrededor y ese es el verdadero germen de la soledad del entrenador. Es cierto que a nivel profesional los cuchillos están afiliados y nadie quiere perder su silla, pero si hay algo que he aprendido a lo largo de los años es que primero somos personas y luego deportistas, creo que escuchar a alguien no es una pérdida de tiempo ni implica ser débil, cualquiera puede tener un mal momento o al revés cualquiera puede tener la necesidad de compartir su alegría. No tenemos que ser psicólogos sino saber escuchar, a todo el mundo le gusta que le escuchen, muchas veces los entrenadores ayudantes no se atreven a decir nada por temor a no acertar, o no saber que decir y se crean muros altos e insalvables en el cuerpo técnico, los entrenadores principales ídem, no quieren mostrar debilidad o duda en sus planteamientos y muchas veces provocan ese aislamiento o soledad.
Es cierto que los entrenadores somos juzgados todo el tiempo o por lo menos pensamos eso, la sensación de que lo que hagamos será escrutado una y otra vez por los padres de los jugadores, nuestros compañeros, nuestros jugadores, directivos o público en general, a veces provoca que el entrenador no se comunique con nadie y se lleva su problema a casa, y claro en casa no es el lugar ideal para contar lo que nos corroe por dentro, o sí, y en casa es el lugar donde podemos encontrar ese apoyo, desde luego nuestra familia, nuestra mujer no nos dirá si es mejor saltar al 2x1 contra el pívot del equipo contra el que jugamos el fin de semana, pero si nos puede ayudar a entender alguna situación que se ha dado en un entrenamiento, desplazamiento o partido que a nosotros se nos escapa. Yo tengo costumbre de hablar con mi mujer de mis jugadores/as, de donde son, que estudian, donde trabajan, etc. y muchas veces esa información y comunicación hace que determinadas situaciones tengan una explicación o una visión que a mí no se me había ocurrido. Mi mujer muchas veces me habla y pregunta por mis chicas/os de mi equipo, si aprobó la oposición, si lo dejó con el novio/a, etc. Al final los entrenadores somos personas y entrenamos a personas, y quizás la defensa del 2x1 no es lo prioritario en ese momento sino escuchar e intentar apoyar en la medida de nuestras posibilidades a ese jugador/a.
Recuerdo que en un supermercado recientemente me encontré con un ex jugador mío, mi mujer no lo había visto nunca, pero si me había oído hablar de él y cuando se acercó a saludarnos y se lo iba a presentar le dijo: “tú eres Carlos ¿verdad?”, el chico se sorprendió de que le reconociera. Luego ella me confesó que era tal y como ella lo había imagino tras oírme hablar de él, el físico, la forma de hablar, etc., quizás ese apoyo en casa es fundamental para poder realizar nuestra labor y evita que nos aislemos en exceso.
Por ello creo que en primer lugar debemos trabajar sobre nuestra “relación” con nuestros colaboradores y jugadores/as. Si el cuerpo técnico de un equipo está constituido solo por un entrenador y un delegado de equipo, ¿por qué no consultarse en cuestiones que afectan al equipo? No le vamos a pedir al delegado de equipo que nos de la solución al 2x1 contra el pívot o el base contrario, pero podemos consultarlo en cuestiones de grupo, individuales, emocionales, etc., que busquemos ayuda o soluciones no quiere decir que seamos peores entrenadores, al revés estamos potenciando el trabajo en equipo.
De igual modo podemos buscar relacionarnos con nuestros jugadores, abrirnos con ellos en nuestras reflexiones y decisiones podrá ayudarnos a generar vínculos más fuertes con ellos. Es cierto que debemos ser capaces de poner una línea que divida el vínculo con los jugadores y nuestros roles, suele suceder que, si generamos confianza con alguien, se piense que no vamos a tomar una decisión que tal vez vaya en contra de sus intereses. En este punto hay que pensar siempre que, en un grupo, en un equipo, el interés general está por encima del particular de cada uno para lograr ese objetivo común.
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Si esto se deja claro desde el principio, y utilizamos esa confianza para hablar abiertamente de por qué se toma la decisión que se toma y todos tienen bien claro esto, la relación puede ser buena y productiva. Yo muchas veces pregunto a mis jugadores sobre tal ejercicio o sobre la defensa a un rival, etc. y fomento el diálogo entre todos, y si lo que me proponen me gusta y me parece acertado para el grupo le digo “te lo compro”. Así hay ejercicios o variantes que llevan el nombre del jugador que lo ha propuesto, hacemos rueda de coordinación con la variante de..., ejercicio de rebote de,... ajuste de…
Pensar en tratar de conseguir objetivos con alguien con quien no tienes ninguna relación es muy difícil, por no decir imposible. Por eso, personalmente creo, que sí debemos tener un vínculo con nuestros jugadores, y cuanto más fuerte mejor, (siempre teniendo claro los roles de cada uno) esto creará un clima de confianza que hará más sencillo comunicarnos y nos ayudará a mejorar la dinámica del grupo.
También tenemos a los padres de los jugadores, en una ecuación difícil de despejar para muchos, aunque muy importantes para nuestro deporte. Yo siempre he dicho que los padres “son un mal necesario en el deporte”, esta frase la solía usar en la primera charla de temporada con los papás, con el único fin de que tuvieran claros los límites y que no debían interferir en el trabajo del grupo. Dicho lo cual, he de decir que cuando he entrenado en categoría benjamín, alevín, infantil, cadete e incluso junior he intentado mantener una buena y correcta relación con los padres de los jugadores, básicamente para que sepan que es lo que quiero lograr, los objetivos del equipo y también saber qué preocupa a los niños, o si tienen un problema o dolencia que he de conocer y que puede afectar a la relación con los demás compañeros. Incluso en sub22 y senior tener cierta relación con los padres puede aportarte información sobre aspectos que de otra manera no te llegaría, y a los padres les da cierta tranquilidad saber en manos de quién está su hijo/a. Los padres son necesarios en nuestro baloncesto, no como meros servicios de transporte sino como parte importante de la formación de nuestros jugadores, al final el baloncesto es una escuela de la vida y nosotros les enseñamos baloncesto, valores y un montón de cosas, y si tenemos sintonía con sus padres que son su apoyo emocional para ello, y les trasladan esa actitud positiva y enfoque en el disfrute y el esfuerzo, en lugar de solo los resultados, es más fácil lograr el desarrollo saludable y la autoestima de los jóvenes. Otro tema son los padres que presionan a sus hijos, al rival y no respetan a nadie, eso es algo a evitar, y que desde luego hemos de saber atajar, no sólo nosotros como entrenadores sino toda lo sociedad.
Ser juzgado en el desempeño de nuestra labor no indica que seamos buenos o malos entrenadores, y si alguien no está de acuerdo con nuestras decisiones debemos aceptarlo, y no sentirnos atacados por ello, somos los únicos que conocemos realmente la situación y qué proceso deductivo hemos realizado en esa toma de decisiones. Una crítica a nuestra labor no es una crítica a nuestra persona, aunque la sociedad actual nos hace pensar todo lo contrario, hay que saber separar ambos aspectos, al igual que hay que saber leer entre líneas. No todos pensamos igual, y tampoco hay dos personas iguales, por lo que a veces coincidiremos en las decisiones adoptadas y otras no, y eso es lo que nos enriquece, no nos hace más débiles.
En un EQUIPO, todos los involucrados tienen responsabilidad en el resultado cuando las cosas no van bien, así como también todos son responsables cuando las cosas van sobre ruedas. Cuando van bien las cosas no es solo gracias a nosotros, habremos contribuido al buen momento, pero no debemos ser vanidosos y pensar que somos los únicos responsables. Tengo un buen amigo que dice que todos los entrenadores tenemos un pequeño Napoleón en nuestro interior, y precisamente nuestro objetivo debería ser evitar que salga y nos domine, no debemos ser dictadores, ni agresivos en el trato con nuestro equipo y por supuesto no hemos de sentirnos superiores a los demás.
Yo siempre digo que ser entrenador te permite tener un amigo en cualquier ciudad o pueblo del mundo, os dejo todas estas reflexiones después de escribir este artículo, y me vuelvo a preguntar y os pregunto: ¿Existe la soledad del entrenador?, ¿Qué pensáis vosotros?, al final todos estamos en el mismo equipo y la comunidad de entrenadores no deja de ser un EQUIPO.
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— AEEB (@AEEBTWEETS) November 6, 2025
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