La preparación física en Minibasket
AUTOR
Micael Tolosa
- Entrenador de Baloncesto Nivel I
- Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
- Preparador físico del C.B. Fuenlabrada Femenino 2012-2013
- Segundo entrenador Selección Infantil de Baloncesto Castilla-La Mancha 2011-2012
- Segundo entrenador del Júnior Especial C.B. La Solana 2015-2016
- Entrenador de la Escuela de Baloncesto de La Solana
- Actualmente Preparador Físico del C.B. La Solana
- Colaborador del proyecto Basketformación
La preparación física en Minibasket
Tradicionalmente, cuando hablamos de preparación física en baloncesto, tendemos a pensar en jugadores de categoría sénior realizando ejercicios con pesas o ejercicios de gran dureza física, pero ¿existe la preparación física en minibasket? La respuesta es sí.
La categoría minibasket está destinada para chicos y chicas con edades comprendidas entre 10 y 12 años, el objetivo principal en esta etapa no es otra que la iniciación al baloncesto, el acercamiento a las normas, y la adquisición de sus principales habilidades, como puedan ser el bote, las entradas a canasta y el contacto con el juego colectivo.
El objetivo de la preparación física en el baloncesto es formar a jugadores mucho más rápidos, fuertes y ágiles, capaces de efectuar las acciones del juego en un menor tiempo y con mayor efectividad, tal y como se puede comprobar en el baloncesto moderno, con gran predominancia física y un juego cada vez más veloz.
Si hablamos de preparación física en categoría minibasket, no se trabajará de forma aislada como se puede hacer cuando los jugadores ya están formados, sino que siempre se hará integrada en juegos y con balón para conseguir el objetivo principal en estas edades, que los chicos se diviertan y disfruten aprendiendo.
Actualmente, cada vez son más los clubes y escuelas que están incorporando el babybasket a sus proyectos, es decir, la iniciación en el baloncesto a través de juegos predeportivos. En esta edad (a partir de los 6 hasta los 9-10 años), tal y como indica Ruíz Pérez se busca el desarrollo de las habilidades motrices básicas, comunes a todos los individuos, como los desplazamientos (la marcha, la carrera, reptaciones…), los saltos y sus variaciones, los lanzamientos y recepciones, botar el balón, el equilibrio….
Cuantas más experiencias seamos capaces de suministrar a nuestros alumnos y jugadores en estas edades de aprendizaje, mayor será su bagaje motriz, por lo tanto les resultará mucho más fácil adquirir las habilidades motrices específicas que se trabajarán a partir de la categoría de minibasket, obteniendo sujetos mucho más coordinados y con mayor facilidad para la adquisición de nuevos aprendizajes.
Por tanto, podemos considerar fundamental el realizar un trabajo precoz, con estímulos y tareas motivantes para los niños, siempre añadiendo un componente lúdico, para que el aprendizaje les resulte divertido e interesante.
A continuación, y tras justificar el trabajo previo que los niños han debido realizar, proponemos una serie de contenidos que han de trabajarse en esta etapa, desde el punto de vista de la preparación física:
Coordinación dinámica general: podemos definirla como el movimiento de grandes grupos musculares, ya sea del miembro superior, inferior, o ambos a la vez, de forma precisa y que generalmente implica locomoción. Podemos trabajarla mediante ejercicios o circuitos en los que los niños tengan que saltar vallas, realizar zig-zag, realizar diferentes tipos de desplazamientos (subiendo rodillas, llevando los talones atrás, desplazamientos laterales…), pasar por aros, esquivar picas, etc. La variedad de material y nuestra imaginación como entrenadores ayudará a enriquecer este tipo de ejercicios.
Coordinación óculo-manual: consiste en la habilidad para coordinar los movimientos de las manos con los de un objeto, generalmente una pelota o balón. Para su adquisición realizaremos ejercicios de bote con diferentes materiales, como balones de baloncesto, pelotas de tenis, bote con dos balones…A continuación proponemos una progresión práctica para mejorar la coordinación óculo-manual.
- 1º Trabajo de bote simple con diferentes materiales: Realizar 10 botes con un balón de baloncesto, 10 botes con una pelota de tenis. Una vez dominado realizar los botes a diferentes alturas.
- 2º Trabajo de bote con dos balones: cada mano con un balón, realizar 10 botes a la vez; cada mano con un balón, realizar 10 botes alternando las manos.
- 3º Trabajo de disociación de manos: 10 botes seguidos, en una mano se tiene un balón de baloncesto y en la otra una pelota de tenis; 10 botes con una mano mientras que la otra tiene que lanzar hacia arriba y volver a coger una pelota de tenis; una mano bota un balón y la otra impide que caiga un globo.
- 4º incluir desplazamiento a todos los ejercicios anteriores para aumentar la dificultad.
Como podemos observar en el ejemplo anterior, para el trabajo de la coordinación óculo-manual se empezará con ejercicios muy sencillos y se irá aumentando la dificultad conforme los alumnos vayan mejorando.
Trabajo de velocidad de pies: este tipo de trabajo estaría dentro de la coordinación dinámica general, pero debido a su importancia a la hora de realizar diferentes tipos de desplazamientos durante el juego, como los desplazamientos defensivos, los cambios de dirección o los movimientos de jugadores interiores, lo especificaremos de forma individual. Para ello se trabajarán ejercicios con escalera de psicomotricidad o aros, en los que los niños tengan que realizar diferentes combinaciones con los pies a la máxima velocidad posible, además lo podremos trabajar a la vez que se bota el balón, una vez dominada la acción.
Iniciación a la fuerza: sin cargas externas, sino mediante la realización de juegos de empuje y tracción, como pueda ser el tira-soga o las peleas de gayos.
Velocidad de reacción: se trata de reaccionar lo más rápido posible ante un estímulo, que normalmente será el balón. Para trabajarla, podemos colocar a los jugadores por parejas en el centro del campo y mirando hacia la canasta, el entrenador lanzará el balón por detrás de ellos, en cuanto los jugadores vean el balón deberán salir a por él, el que lo atrape atacará y el otro tendrá que defenderlo. Se realizarán 3 series de 4 repeticiones. Se puede variar la postura inicial de los jugadores, de pie, de espaldas, sentados, tumbados boca abajo, boca arriba…y todas las que se nos puedan ocurrir.
Además de todos estos contenidos, se trabajará la resistencia aeróbica (que no es otra que aquellos esfuerzos de mediana a baja intensidad que se pueden aguantar durante un tiempo prolongado), ya que intentaremos que en nuestra sesión de entrenamiento nuestros jugadores estén siempre en constante movimiento.
No se realizará entrenamiento de la resistencia anaeróbica, ya que hasta un período avanzado del desarrollo puberal los chicos no están preparados para alcanzar altas concentraciones de lactato, por tanto evitaremos esfuerzos máximos con duraciones comprendidas entre uno y dos minutos.
En cuanto al trabajo de la flexibilidad, destacar que es la única capacidad que sufre un desarrollo involutivo. El aparato locomotor en edad preescolar tiene una gran elasticidad, por ello es inadecuado realizar entrenamientos estrictamente específicos en edades tempranas, estando indicados las actividades globales, de movimientos básicos para conservar un buen nivel de movilidad. En la categoría minibasket, podemos incluir una rutina sencilla de movimientos de movilidad articular durante el calentamiento previo a las sesiones de entrenamiento y a los partidos, y una serie de estiramientos estáticos posterior a la sesión, con una duración de unos 20-30 segundos. De esta manera, nuestros jugadores adquirirán el hábito de estirar y lo mantendrán a lo largo de su vida deportiva, siendo muy importante para mantener un buen nivel de flexibilidad que nos permita realizar gestos técnicos como por ejemplo la postura defensiva con la amplitud y velocidad adecuada, así como prevenir lesiones.
Como conclusión final, estableceremos que sí existe preparación física dentro de la categoría de minibasket, destinada principalmente al trabajo de la coordinación y al desarrollo de las habilidades motrices específicas del baloncesto. Es muy importante que como entrenadores seamos capaces de ser creativos, para variar frecuentemente los estímulos que reciben nuestros alumnos, evitando que caigan en la monotonía y que estén siempre ilusionados y motivados a la hora de entrenar.
Cada clase dentro de estas edades iniciales tiene que ser una nueva aventura para los jugadores, en la que estén deseosos por descubrir las nuevas actividades a realizar.
Además del trabajo de las capacidades anteriormente mencionadas, debemos tener en cuenta las diferencias sexuales existentes a nivel de crecimiento y desarrollo que existen entre chicos y chicas, así como el desarrollo individual de cada uno de nuestros alumnos, para adaptar al máximo las tareas a sus necesidades. Este tema, junto a las fases sensibles de cada una de las capacidades (aquellos periodos óptimos para trabajarlas) los trataremos en posteriores artículos.
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