Hablamos con Carlos Vallejo campeón de Hungría U18M

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Salió de España hace dos temporadas con una interesante propuesta del baloncesto húngaro y la apuesta no ha podido salirle mejor al entrenador alicantino Carlos Vallejo. En su primer año acabó quinto con el Soproni Sportiskola Akadémia en la liga U18M, una prestigiosa competición que reúne a gran número de talentos de Hungría, y en su segunda ha proclamado campeón de Liga a su equipo por primera vez en su historia. Se trata del primer título de la historia para el club en la categoría júnior y la primera vez que un entrenador español dirige al equipo campeón.

Vallejo antes de salir de España entrenaba en la base del Lucentum pasando por varias categorías, fue coordinador de la sección de baloncesto del colegio Jesuitas y ha pasado por clubes como Benidorm o Albufereta. También ha sido entrenador de los programas de tecnificación de la Federación Valenciana.

Carlos nos ha atendido amablemente. A continuación os dejamos la entrevista que nos concedió.

Estabas en un buen club y en un buen momento, ¿Por qué tomaste la decisión de entrenar en el extranjero?

La oferta me llegó en mayo de 2020, en confinamiento, con toda la incertidumbre de aquel momento. La temporada estaba parada y de entre todas las opciones que tenía, me decidí por la que potencialmente iba a suponer un mayor reto y un aprendizaje más significativo. Trabajar en inglés me iba a permitir perfeccionar el idioma y, lo más importante, iba a ser la primera vez que podría dedicar todo mi tiempo a un único equipo, cosa que en España está al alcance de muy pocos si entrenas en formación. Barajaba otras ofertas, pero al final me decanté por la que me sacaba más lejos de mi zona de confort.

¿Por qué Hungría? ¿Cómo es vivir en Sopron?

Hungría es un país que apuesta muchísimo por el deporte en general, y creo que es cuestión de tiempo que el baloncesto húngaro experimente un crecimiento importante. El gobierno destina un presupuesto muy elevado a fomentar el desarrollo del talento joven. La ayuda a los clubes de formación de todo el país es significativa, las condiciones son excelentes. Además, el gobierno tiene lo que llaman “academias nacionales”, cuatro centros de alto rendimiento repartidos por el territorio húngaro con una inyección de capital anual importante (esto en todos los deportes)…

Sopron es una ciudad de aspecto medieval, con 60.000 habitantes y con muchísimo encanto e historia. En Hungría es conocida como “la ciudad fiel”, porque fueron los ciudadanos los que decidieron seguir perteneciendo a Hungría y no a Austria tras la primera guerra mundial. Es una ciudad muy tranquila, lo que hace juego con mi personalidad, soy una persona muy disciplinada en cuanto a hábitos y el ambiente en Sopron favorece mis rutinas. Voy en bicicleta a entrenar por las mañanas y caminando por las tardes, siempre como en el mismo restaurante y tengo una amplia lista de sitios preferidos donde sentarme a leer.

El equipo femenino de la ciudad, el Sopron Basket, ha ganado la última Euroliga Femenina. ¿Cómo se vive el deporte de la canasta en la ciudad? ¿Hay apoyo al baloncesto femenino?

Hay una profunda tradición por el baloncesto y se respira la afición por nuestro deporte en las calles. Continuamente ves niños y niñas con camisetas de los clubes de la ciudad, balones naranjas debajo del brazo, constantes miradas amables y buenas palabras de gente que sigue a nuestro equipo.

Es curioso ver los pabellones llenos en cualquier categoría, no sólo SKC (primera división masculina) y el Sopron Basket (primera división femenina y Euroliga), sino SMAFC (equipo de la universidad en segunda división), y los equipos de la academia de Sopron (desde U14 a U18). Es una sensación muy bonita ver tanto apoyo social al baloncesto en general, sin distinciones de masculino, femenino o cantera.

La relación entre los diferentes clubes de la ciudad es inmejorable, algo que me da mucha envidia comparándolo con lo que solemos ver en España. Yo, en particular, disfruto muchísimo teniendo la oportunidad de ver los entrenamientos del equipo campeón de la Euroliga femenina, su entrenador es un tipo genial que también viene a ver mis entrenos, lo que no deja de ser sorprendente y dice mucho de él.

¿Qué diferencias y similitudes encuentras entre el baloncesto español y el húngaro?

Lo primero que llamó mi atención a nivel organizativo es el número de horas dedicadas al entrenamiento en pista durante la semana, para mí fue sorprendente que un equipo junior tuviera tanta disponibilidad de pista: cinco días a la semana, dos horas de pista por entrenamiento de equipo; físico y entrenamientos individuales aparte. Mi asombro fue total al saber que tanto los equipos “B”, como las categorías anteriores (U16, U14, U12…) también disponían del mismo número de horas semanales.

Importante entender el sistema de competición de liga, ya que no se divide por territorios y, desde el primer momento, los enfrentamientos son a nivel nacional (desplazamientos de hasta seis horas de autobús en nuestro caso). El sistema educativo favorece este contexto ofreciendo muchas facilidades a los alumnos/atletas, estos pueden pedir permiso para entrenar en horario lectivo, tienen posibilidad de cambios de fecha en los exámenes, etcétera.

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Todo esto implica que el jugador vive en un ambiente profesional desde muy joven, lo que tiene pros y contras, como todo. La parte positiva son los buenos hábitos adquiridos a temprana edad de constancia, disciplina, productividad y organización. Pero también existe mucho abandono entre los 15 y 18 años, por razones obvias.

Es inevitable preguntarse cuál es la razón por la que, con esas condiciones, Hungría no es un referente en el baloncesto europeo. Mi teoría personal es que el basket convive con otros deportes con más tradición en el país, que comparten el mismo tipo de requerimiento físico en los atletas y hacen que el talento se esparza. El waterpolo y el balonmano son los deportes que han dado más éxitos a Hungría históricamente, y el perfil de jugador, el tipo de cuerpo que se busca, es el mismo. Por eso Sopron y otras ciudades con tradición baloncestística como Körmend o Baja, son semilleros de jugadores de basket, pero no el país en general.

A nivel técnico, ¿cómo se trabaja en Hungría y, más concretamente en tu club?

En general en el baloncesto húngaro predomina el uno contra uno y el dos contra dos, es un baloncesto muy físico. La normativa en el baloncesto de formación prohíbe jugar bloqueos directos hasta la categoría U13. El problema es cuando acaba la prohibición, ¡eureka! todo el mundo juega P&R, independientemente de las necesidades del equipo o del nivel de los jugadores. Hay muchísimas carencias en el juego sin balón, en la ocupación de espacios y en la defensa colectiva y creo que ese es el motivo principal.

Los clubes se nutren de muchos entrenadores extranjeros, y los locales están en su mayoría instruidos en la escuela serbia, con una metodología analítica predominante.

En mi club cuando llegué no había una línea de cantera, cada entrenador proponía su baloncesto sin una continuidad, es algo que estamos cambiando poco a poco y queremos diferenciarnos por darle más importancia al juego colectivo, que es la razón por la que decidieron apostar por un entrenador español (Parece que es lo que nos hace destacar en el resto de Europa).

En Sopron contamos con tecnología de tracking espacial, algo que nos ayuda muchísimo para la preparación física. Trabajamos con el sistema Wimu, empresa española. Los resultados han sido muy positivos.

El software que utilizamos tanto para scouting como para planificación y seguimiento es XPS Sideline, nos facilita mucho el trabajo y el análisis tanto colectivo como individual.

¿Ataque o defensa? ¿Qué parcela te gusta más trabajar? ¿Por qué?

Creo que alguien que se considere un “entrenador de ataque” debe ser un experto conocedor de la defensa y viceversa.

Tengo la suerte de contar con muy buenos ayudantes que me han permitido repartir el trabajo y el foco de atención.

Mi primera intención fue aprovechar las carencias de la categoría en general y marcar la diferencia con un estilo de juego que no fuese el habitual en nuestra liga, precisamente para obligar a los rivales a defender situaciones y conceptos a las que no estaban acostumbrados.

Mi obsesión particular, al menos esta temporada, ha sido el spacing ofensivo, ya que era una de las principales carencias del equipo (y de la liga). Creo que, con éxito, hemos podido marcar la diferencia gracias al juego sin balón. Ocupar los espacios correctos en la transición ofensiva nos ha permitido conseguir muchas ventajas en llegada.

Cuido mucho los detalles en los primeros 3 segundos de toda posesión, ya sea después de canasta, rebote o robo. Ganar la carrera a la esquina como primer objetivo del jugador sin balón para favorecer el espacio al manejador, priorizando el uno contra uno a campo abierto o bien para ofrecer un pase a esquina.

Si nuestro hombre grande corre por delante de balón (a esto le llamamos rabbit), fija posición en la zona para sellar a su defensor, con el mismo objetivo principal: favorecer la finalización del manejador a campo abierto (spacing 4out 1in).

Si, por el contrario, corre por detrás del balón (a esto le llamamos dragon), tendremos opciones de jugar bloqueo directo en llegada o usar al pívot como generador de juego desde cabecera con un spacing de 5 abiertos, generando ventajas desde el bloqueo indirecto.

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(Flare en un lado y pindown en el lado contrario, dando diferentes opciones según el tipo de ventaja creada)

Dado que en estas situaciones mandamos el balón a la esquina constantemente, forzando recuperaciones defensivas, nuestro principal foco es leer y reaccionar a situaciones de penetración desde la esquina, como en la liga no se dan muchos cortes desde lado débil, hicimos de este concepto nuestra seña de identidad.

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(Con el hombre interior en lado de balón, cortamos desde el lado débil según la penetración por fondo o centro, siempre dando la opción del pase a esquina y el posterior posible pase extra con el balón en el aire)

Al meter balón interior utilizamos el siguiente spacing en función de la posición del receptor.

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(Corte desde 45 del lado débil y reemplazo desde la esquina, bloqueo entre exteriores en lado fuerte)

 

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(Corte por línea de fondo del lado de balón y posterior mano a mano o bloqueo directo)

Cuéntanos alguno de tus ejercicios favoritos para entrenar.

El porcentaje de ejercicios 5 contra 5 que utilizo es muy bajo con respecto a los ejercicios de juego reducido. Para generar hábitos sin balón, nunca propongo ejercicios de 1 contra 1 sino que siempre hay un segundo jugador (mínimo) en diferentes posiciones de ataque, moviéndose en función del balón, aunque no vaya a intervenir en el juego.

1) Uso mucho este ejercicio de 2c2 en media pista con pasadores para generar ventajas definitivas para un compañero:

El jugador que recibe el balón ataca el aro con un límite de botes, si no genera una ventaja, deberá pasar el balón al pasador del lado contrario y este al otro jugador en ataque para que intente otro 1c1. Si se genera una ventaja se puede finalizar o pasar a su compañero en ataque, que ocupará siempre el lado contrario de la pista. Si el jugador recibe el balón del atacante y no del pasador, sólo puede tirar o dar un bote y tirar, no puede volver a pasar el balón ni a su compañero ni a los pasadores. Es conveniente utilizar diferentes espacios iniciales.

Con este este ejercicio mejoramos la capacidad del jugador para generar ventajas para sí mismo o para su compañero, atacar con botes efectivos y diferentes intenciones.

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2) Soy muy partidario de encadenar esfuerzos en los ejercicios, mínimo tres consecutivos. Para ello utilizo mi estructura favorita, que podría usarse desde el 1c1 hasta el 5c5, aunque como más la uso es en 4c4:

Primer esfuerzo en media pista, con una multitud de opciones para iniciar el juego, Shell drill, saque de banda, fondo, cualquier situación que queramos trabajar. Al cambiar la posesión, pista entera. En esta segunda acción me gusta crear una superioridad, mi método favorito es que el finalizador o el último que toca el balón en ataque en el primer esfuerzo, se quede en su pista delantera esperando al tercer esfuerzo de su equipo, perfecto para trabajar, además de la superioridad o inferioridad, el balance defensivo posterior. En el tercer esfuerzo trabajamos cualquier otro concepto o defensivo a pista entera.

Ya que el ejercicio se detiene cada tres posesiones, es una estructura que permite la corrección de detalles en el cambio de rol. Me gusta dar puntuación extra cuando un equipo logra encadenar 3 acciones positivas (dos defensas y un ataque, o al revés). Luego, en competición, calculamos cuantas 3 posesiones consecutivas exitosas encadenamos.

¿Deseas añadir algo más?

Me gustaría en primer lugar agradecer a la AEEB por el interés demostrado, y por jugar un papel tan importante en la formación y el desarrollo del entrenador español. También me gustaría animar a mis compañeros entrenadores a buscar oportunidades fuera de España, es una experiencia muy aconsejable para crecer personal y profesionalmente.

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