La experiencia en Hungría de Ángel Jareño

El acuerdo que tiene la AEEB con el club de baloncesto Alba Fehérvár (Hungría) de cara al desarrollo de nuestro deporte ha sido el motivo por el que he realizado este viaje, el cual ha tenido momentos entrañables y también estresantes.

Antes de nada, he de reconocer y agradecer todas las atenciones y detalles personales que ha tenido el club, especialmente a Zoltan Kynsburg quien ha estado permanentemente pendiente de mi día a día en Hungría. He de añadir, respecto a él, su gran educación y calidad personal.

La actividad de baloncesto se ha desarrollado de lunes a miércoles en horarios poco convencionales para nosotros. Los entrenamientos del equipo U14 se llevaban a cabo de 10.00 a 12.00 de la mañana para seguidamente comer a las 12.30 y volver a hacer dos sesiones seguidas de 14.00 a 16.00 con el equipo U16 y de 16.00 a 18.00 con el U18. La jornada terminaba con una sesión de trabajo con todos los entrenadores de 18.00 a 19.30. Una excepción a este horario fue el del miércoles en el que por primera vez en mi vida entrené al equipo U18 de 8.00 a 10.00.

El objetivo deportivo del viaje era plantear una evolución del trabajo a desarrollar según se va pasando de una etapa a otra. Se estableció que el juego de 1x1 (penetración y poste bajo) era el adecuado para la etapa U14 siendo la base sobre la que introducir el bloqueo directo en la siguiente etapa de la U16, añadiendo el bloqueo indirecto en la última, la de la U18.

El trabajo fue muy continuo y duro, pero a la vez muy gratificante. Todos los entrenadores del club siguieron todas las sesiones con una gran atención e interés. Aunque me habían advertido de que eran un colectivo poco participativo especialmente a la hora de preguntar la realidad es que no ha sido así. He tenido la posibilidad de compartir con ellos no sólo conocimientos de nuestro deporte sino muchos momentos personales que me demostraron su curiosidad por saber más, su interés por mejorar y su calidad personal. En ningún momento me sentí solo porque siempre alguno de ellos estaba pendiente de mí.

Los niños y adolescentes que he entrenado, independientemente de su nivel deportivo, tuvieron una excelente actitud y me transmitieron un enorme deseo por aprender. Especialmente el grupo de U16 fue con el que mejor me lo pasé ya que escuchaban todo lo que les decía de una manera muy especial.

Una cosa que me sorprendió mucho, de manera positiva, es que un número importante de los deportistas que entrené me daban las gracias cuando les corregía algún detalle durante el entrenamiento e incluso algunos me daban las gracias al final del entrenamiento. Es evidente que son gestos poco habituales en nuestros días y que animan y motivan al entrenador a hacer mejor su trabajo.

También tuve la oportunidad de conocer al equipo técnico del primer equipo, que es español, siendo Jesús Ramírez su primer entrenador, Jandro Zubillaga su ayudante y Adrián el preparador físico. Dedicamos la cena del martes y una buena sobremesa para pasar un buen rato hablando de baloncesto. Y verdaderamente lo pasamos bien, fue un placer conocerlos.

Tras la última sesión de entrenamiento, antes de salir para el aeropuerto, se hizo una reunión-resumen con todos los entrenadores, donde se tocaron aspectos puntuales de los entrenamientos y se pidieron opiniones sobre aspectos más generales que tienen que ver con su actividad diaria. Estaba previsto comer juntos, antes de ir hacia Budapest, pero tuvimos que salir una hora antes de lo previsto porque estaba en la ciudad Vladimir Putin y podía haber problemas con el desplazamiento.

La experiencia deportiva y personal ha sido sensacional, hasta el punto de que repetiría sin duda alguna.