Fue con Valdeolmillos, veinte años después

Sergio Valdeolmillos es un hombre contento, un entrenador que ha vuelto de los Juegos Panamericanos con una valiosa medalla de plata. Se le nota satisfecho, a pesar de que su tono de voz es algo apagado fruto de una fuerte gripe ocasionada, posiblemente, por un jet lag que todavía sufre cuando nos atiende. Es jueves 3 de noviembre y Valdeolmillos está de nuevo en España, en Granada, tras quedarse a dos puntos, nada más, de alzarse con el título de los Juegos Panamericanos, disputados en Guadalajara (México). Al frente del conjunto anfitrión, el técnico pudo volver a saborear las sensaciones que otorga la competición. En este caso, todo muy comprimido, con el torneo de baloncesto de los Juegos disputado en menos de una semana. Cinco partidos, tres de la fase de grupos, más la semifinal y la final en otros tantos días. Una locura que pudo ser mayor para Valdeolmillos y los aztecas si Barea, el base de Puerto Rico, no llega a anotar con poco más de un segundo por disputar la canasta decisiva (74-72). “Intentamos pararlo por todos los medios, no solo en esa jugada. Cuando cogíamos un poco de ventaja, él se echaba el equipo a las espaldas. En la jugada final decidimos defender, no hacer falta. Anotó y a pesar de ello nos dio tiempo a ordenar jugada. Yo pedí tiempo muerto. Con un segundo y algunas décimas planteé una jugada con dos opciones, para tener una doble posibiolidad de salida mediante bloqueos. Harris quedó libre y tiró para empatar, pero su tiro se salió”, nos cuenta Valdeolmillos. No subió México a lo más alto del podium, pero el segundo cajón está muy bien para un país que llevaba 20 años sin alcanzar medalla en los Panamericanos, desde la plata de La Habana 1991, concretamente.

Sólo Puerto Rico, tanto en la final como en el primer partido de la primera fase, fue capaz de ganar a una selección mexicana cuyas riendas tomó Valdeolmillos a principios de octubre. Un mes y una medalla. Mejor rédito imposible. En México, en la Federación, están encantados con un técnico que llegó como incógnita y se va por la puerta grande. Para el recuerdo, la plata y victorias como la obtenida en semifinales ante los Estados Unidos, a los que pasaron por encima. El propio Valdeolmillos lo explica. “Obviamente no hablamos del Dream Team, pero era un equipo con muy buenos jugadores de la D-League que podrían perfectamente jugar en Europa. Por ejemplo estaba Blake Ahearn, que estuvo en el Estudiantes”. Aunque para nombres, los de la propia Puerto Rico. Barea, Daniel Santiago, o Renaldo Balkman son algunos de los hombres con las que se tuvo que medir una México sin grandes figuras, sin Ayón o Nájera, pero con viejos conocidos como Hernández (al que entrenó el propio Valdeolmillos en Granada) u Omar Quintero.

“La experiencia ha sido muy bonita. No son unos Juegos Olímpicos pero el hecho de vivir con el resto de países y deportistas algunos días en la Villa es algo sensacional”.  A pesar del éxito, Valdeolmillos, con trabajo en la Universidad de Granada como profesor de Fundamentos Biológicos, no está dispuesto a perder la cabeza. “He tenido ofertas de la Liga profesional mexicana. Pero si entreno a clubes, tiene que ser en España”. Otra cosa puede ocurrir si la oferta llega de selecciones. “La Federación de México quiere que empiece con la preparación y los clasificatorios para los Panamericanos de Toronto 2015 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016”. Aunque lejos en el tiempo esas citas, el camino hacia ellas se inicia el próximo verano. Y Valdeolmillos no ha dicho que no. “Si se trata de un proyecto consistente, de un programa serio, diré que sí. Si es algo como lo de ahora, sin tiempo para nada y todo deprisa y sin planificación, rechazaré la oferta. Aunque en los Panamericanos nos ha salido bien, este tipo de cosas así de rápidas y con poca posibilidad de acción están destinadas al fracaso”. Pero él ha esquivado esa palabra. Y sobre su mesa, la oferta ni más menos que de ser seleccionador de México de forma continuada. Casi nada.

Foto: Mexosport