Ángel Manzano: El viajero malgache
Ángel Manzano, seleccionador de Madagascar, nos cuenta su vida en ese especial país africano
Área de Comunicación de la AEEB/ Mariano Galindo
“Da igual al equipo que hubiera entrenado, porque ellos se fijaron únicamente en que había estado en el Real Madrid”. El que habla es Ángel Manzano, seleccionador de Madgascar, hasta allí llega el baloncesto y sus ansias por conocer mundo. Manzano, en los banquillos desde los 20 años, decidió un día que iba a viajar. Y punto. Y de verdad. Responsable del Interway International Basketball Camp desde hace más de dos décadas, en 2009 sumaba a ese empeño otros dos trabajos más: dirigía al Real Madrid en la extinta LEB Bronce y era profesor de la Universidad Europea. Su periplo en la casa blanca acabó con la llegada de Florentino Pérez y Maceiras y entonces es cuando este madrileño, a sus 45 años y después de 25 en los banquillos, decidió cambiar de vida. Él puede decir que tuvo a sus órdenes a Mirotic, para cuando el bueno de Nikola sea más estrella de lo que ya es.
Dejando atrás Madrid, la Universidad, todo menos su campus, se embarcó en viajes por el planeta “para ver sitios bonitos, claro, pero no como turista. Me gusta integrarme con la gente de los lugares que visito, ver cómo viven”. Sudamérica, donde fue profesor de inglés en una favela de Río de Janeiro durante tres semanas, Botswana, Madagascar. “Mi objetivo era viajar”. Y en uno de esos trayectos encontró su idilio con una isla “de grande como Bélgica y Francia juntas”. Una monstruosidad territorial, independizada de Francia en 1960, que va a peor desde el sufrido golpe de estado de 2009, que le ha quitado las ayudas internacionales. “En Madagascar yo empecé con unas charlas por un amigo que me lo ofreció en una de mis aventuras. Lo de ser seleccionador me vino después. En 2011 organizaron el Afrobasket por la necesidad de renuncia de Costa de Marfil, con problemas bélicos. Antes de eso, yo ya había aceptado el cargo, aunque eran reticentes. Y es que tuvieron un seleccionador de fútbol extranjero, con ficha elevada que no ofreció los resultados esperados. De ahí la razón de sus reparos a firmarme con técnico, decisión que dependía del Ministerio de Deporte, porque la Federación no tenía un duro. Tampoco es que me fuera allí a ser rico, porque no es el sitio ni el trabajo, pero exigía un mínimo de garantías. Aceptaron todas”.
Y Manzano se puso a trabajar para hacer algo competitivo en la cita que organizaba Madagascar. “El ser anfitrión les hizo inclinarse por contratarme. Así me convertí en el primer seleccionador extranjero de baloncesto en la historia de la isla, del país”, nos cuenta Manzano en una cafetería de Goya, cercano a volverse a Madagascar tras una estancia de más de un mes en España.
“Vivo en la capital, en Antananarivo. Mis condiciones, mi barrio, están bien, pero date cuenta que es un país donde el 80% de la población sobrevive con un dólar de renta al día. Hay pobreza y a la vuelta de la esquina, literalmente hablando, encuentro descampados donde se nota mucho los problemas que vive el malgache día a día. He visto lugares donde parece que no ha pasado el tiempo, sin luz, ni agua, ni carreteras ni tan sólo caminos. Para los antropólogos esta zona es un filón”, sonríe Manzano, que habla siempre desde el respeto a una tierra que le ha acogido. Como forma de devolver el cariño, acaba de lanzar una ONG ‘Deporte y educación para un mejor futuro’, con la que va a tratar de combatir la miseria de los niños de Madagascar a través del baloncesto. “Tenía que hacer algo”.
El salto cualitativo, con Charles Ramsdell
La nacionalización del jugador ahora en las filas del Assignia Manresa fue el punto de fuerza que necesitaba el baloncesto del país para crecer. “La gente tenía ante sí un jugador de verdad, de élite. Su presencia con la selección desde 2011 ha ayudado muchísimo al baloncesto del Madagascar a crecer. Charles, tipo comprometido como el que más, que jugó gratis el Afrobasket, ha hecho muchísimo por el deporte de allí”. Una cita aquella precedida de historias algo peculiares, de viajes pintorescos. Preparaciones complicadas para al final “ganar un partido, a Sudáfrica. Quedé contento con todo aquello porque había un nivel altísimo, con plantillas muy buenas y con jugadores profesionales de gran capacidad. Nosotros éramos, y somos, más modestos. Y con menos medios. Nos tuvieron que ayudar con canastas, pistas, otras federaciones. Aunque hay un gran estadio, pagado y mantenido por China que es donde se jugó todo el Afrobasket". Y. Ahora, se abre una nueva fase de clasificación para el Afrobasket de Costa de Marfil, que se celebrará en este país si no vuelve a haber conflicto bélico. Para la preparación del torneo y de cara a intentar estar en campeonato, Madagascar deberá contar con Manzano, siempre que se resuelvan algunos problemas burocráticos. De momento, el parte ya hacia la isla, porque más allá de la selección, hay mucho que avanzar con el baloncesto malgache y con la población.
“Estoy contento de haberme ido. Hay que salir de España, son buenas experiencias”.
Lo apuntamos.
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